Teruel lidera la producción de trufa ecológica


La obtención de la certificación es un proceso que se prolonga durante tres años, como informa Cruz Aguilar desde Diario de Teruel.

La provincia de Teruel está a la cabeza de la producción de trufa ecológica en Aragón, con un total de 200 de las 223 hectáreas que en la actualidad hay en producción. Están en manos de 19 operadores, 14 de ellos de Teruel. Sin embargo, la cifra se ampliará sustancialmente a corto plazo en el conjunto de la Comunidad Autónoma, donde hay casi 500 hectáreas más que están en proceso de obtención de los trámites. Los datos los ofreció este lunes Pedro Fatás, gerente del Comité Aragonés de Agricultura Ecológica durante la charla impartida en el Curso de Truficultura Práctica que arrancó ayer en Mora de Rubielos y que está organizado por la Universidad de Verano de Teruel (UVT)-Fundación Antonio Gargallo.

De los 1.680 operadores en ecológico que hay en Aragón un 4,5% (78 en total) son productores de trufa, lo que supone un porcentaje elevado puesto que en superficie, las hectáreas dedicadas a Tuber melanosporum orgánica apenas constituyen un 0,09% sobre el total.

Pedro Fatás explicó que la obtención del certificado en ecológico requiere una tramitación que controla los productos que se utilizan para el abonado; los plaguicidas, que están prohibidos en la finca y en los linderos, y los aportes que se realizan a los nidos, que deben hacerse con sustrato también certificado. No se exige la utilización de plantones ecológicos puesto que actualmente no hay ningún vivero que los produzca.

Fatás comentó que cualquier finca, independientemente de la edad de las carrascas o robles, puede dedicarse a agricultura ecológica, aunque para ello deben pasar los tres años que se exigen para la reconversión.

Aconsejó a los interesados “que estén convencidos” de lo que hacen antes de iniciar el proceso porque entraña complejidad en cuanto a que todos los procesos que se lleven a cabo en la parcela deben estar controlados. “Todo laboreo tiene que registrarse para que el auditor pueda dar fe de que se ha hecho de la forma correcta”, indicó ante los asistentes.

Entre las preguntas más habituales que surgen es qué ocurre con las trufas que se recolectan durante el proceso de conversión de una explotación. Fatás fue muy claro en este sentido y aseguró que pueden ser vendidas en el mercado convencional hasta que se obtiene el certificado pertinente.

Descentralización

El Curso de Truficultura Práctica se prolongará hasta el próximo jueves y alcanza su octava edición. En la presentación, el director de la Universidad de Verano y de la Fundación Antonio Gargallo, Alfonso Blesa, hizo hincapié en el interés de la Universidad de Zaragoza por descentralizar las actividades y desarrollar formación de primer nivel en el propio territorio. Insistió en que uno de los objetivos del curso es que la trufa de Teruel “sea cada vez más conocida y valorada”.

El presidente de la Comarca de Gúdar-Javalambre, Ángel Gracia, animó por su parte a los asistentes a conocer todos los secretos de la trufa, pero también a recorrer los municipios de la zona y disfrutar del patrimonio monumental y ambiental.

Julio Perales, presidente de la Federación Española de Truficultores, biólogo y uno de los impulsores del curso en sus inicios, señaló que es una buena oportunidad para aprender no solo de los ponentes, sino del resto de compañeros y del intercambio de experiencias entre los asistentes.

La gerente de la Asociación de  Cultivadores y Recolectores de Trufa de Teruel, Atruter, Isabel Doñate, subrayó la importancia que tiene para el sector ampliar el conocimiento y las investigaciones porque son los aspectos que contribuyen a mantener la trufa de Teruel como referente a nivel mundial. Doñate destacó la intensidad de una formación que, según matizó, “cuenta con los mejores profesionales de la trufa y la truficultura” de España.

El encargado de cerrar el acto inaugural fue el alcalde de Mora de Rubielos, Arquímedes Ríos, quien también hizo hincapié en el nivel de los ponentes: “Tenéis que exprimir las conversaciones y las charlas al máximo”, dijo.

Riegos

Podas, riego, sexo, plagas y manejo de la plantación son algunos de los temas que se abordarán a lo largo de cuatro intensos días en los que las charlas se combinarán con salidas al campo, visitas al vivero y un taller a cargo del Panel de Cata sobre los aspectos aromáticos de la trufa. La directora del curso, María Martín, aseguró que la actividad formativa busca ofrecer herramientas para que cada truficultor pueda gestionar su parcela de la forma más adecuada.

La primera de las charlas fue la de María Martín, quien aclaró ya al inicio de la ponencia que no se cultivan árboles u hongos, sino “una simbiosis” y todo lo que se hace tanto en árbol como en el suelo tiene una repercusión.

Martín ofreció algunas pinceladas básicas sobre la trufa y explicó cuestiones tan básicas como el motivo por el que la trufa huele, que no es otro que favorecer la reproducción al ser localizada y consumida por los animales.

La ponencia arrancó con los primeros pasos a la hora de poner en marcha una plantación, para lo que hay que tener en cuenta el cultivo previo de esa finca y también lo que hay alrededor, puesto que hay especies vinculadas a hongos ectomicorrícicos que pueden ser competencia para Tuber melanosporum.

Comentó que la encina es el árbol simbionte más utilizado por su buen manejo en vivero y campo. Sin embargo, detalló que también hay otras especies que pueden funcionar como robles, quejigos o rebollos. También habló de otros árboles menos aconsejados, como los avellanos, que tienen preferencia por otras variedades de tuber como brumale.

“Las trufas son mentirosas por naturaleza”, aseguró María Martín, quien alertó que antes de utilizar esporas es importante analizarlas al microscopio porque “la vista y el olfato engañan”, dijo para demostrarlo mostrando unos ejemplares de melanosporum y brumale que muy pocos de los asistentes identificaron correctamente.

Consenso

Uno de los aspectos en los que incidió María Martín es en la falta de un consenso sobre los parámetros que deben tener las micorrizas. La falta de una normativa sobre el tema crea una gran incertidumbre en el consumidor final. En este sentido intervino la gerente de Atruter, quien señaló que desde la asociación están trabajando en contar con un documento que establezca unos mínimos y comentó que no todas las empresas de control son fiables. Isabel Doñate argumentó que los viveros “son los más interesados en sacar planta con una óptima micorrización”, pero reconoció que hay de todo, igual que en lo que respecta a las empresas de control.

Durante su intervención, Martín también descartó algunas de las prácticas habituales en la truficultura tradicional, como la poda del árbol en forma de cono invertido. Aconsejó no guardar la trufa inmadura para hacer nidos porque no sirve para nada al no tener esporas. “Guardad las de enero, febrero o incluso las de marzo”, instó

La tarde concluyó con una ponencia a cargo de Julio Perales sobre riego. El experto no ofreció parámetros concretos, sino instrumentos para que cada truficultor pueda realizar los aportes hídricos más adecuados a su plantación en función tanto de sus posibilidades de riego como de las condiciones del suelo, un aspecto que es fundamental tener en cuenta.

Truficultores, estudiantes, gente que tiene plantaciones, otros que quieren ponerlas. En el Curso de Truficultura Práctica que desde hace ya ocho años se celebra en el marco de la UVT hay un alumnado heterogéneo. Este año hay personas procedentes de varios puntos de España e incluso un alumno de Puerto Rico. Al igual que en anteriores ediciones, las 50 plazas que se ofertaron se cubrieron de inmediato, lo que muestra el interés que hay en el sector por acudir a la formación en Teruel.

EN TITULARES