Arranca la recogida de la oliva en el Rincón de Ademuz en una campaña que se prevé "nefasta"

 

La demanda de aceite se redirigirá a países como Túnez, que este año tendrá una campaña récord, con un 60% más de producción, y más barata que la de España.

Las peores previsiones están siendo confirmadas en el arranque de la campaña de aceituna. Andalucía, primera potencia mundial en el sector oleícola, tendrá este año una producción casi un 50% inferior que la media de las últimas cinco campañas. La falta de lluvias, el incremento de los cultivos super intensivos -menos resistentes a la sequía- y el incremento de los precios de los fertilizantes -muchos agricultores han optado por no abonar o abonar en menor cantidad- auguraban lo que es ya una realidad: esta será recordada como la peor campaña en décadas, y todo indica que los ingresos de los agricultores no compensarán la caída de la producción.

El primer aforo oleícola elaborado por la Consejería de Agricultura, Pesca, Agua y Desarrollo Rural de la Junta de Andalucía cifra la producción de esta campaña 2022-2023 en 587.000 toneladas. Si se acabara confirmando esta previsión, sería la segunda peor del siglo en términos cuantitativos, por detrás de la campaña 2012-2013. Sin embargo, las circunstancias actuales auguran una situación más delicada para los agricultores, que han visto dispararse sus costes. Las organizaciones agrarias cifran las pérdidas en 1.700 millones de euros solo en Andalucía, según augura la Unión de Pequeños Agricultores y Ganaderos (UPA).

Así, a la cada vez más aguda crisis de precios se suma esta crisis de oferta y, previsiblemente, otra de demanda. «No se puede vender lo que no se puede comprar», recalca Tom, agricultor cordobés y experto en el mercado del aceite de oliva. Según su visión, el incremento de los costes no podrá ser compensado con un aumento de los precios, que en los últimos meses se han situado en máximos históricos. Si bien cree que aún hay margen para una subida, vaticina que esta será modera, no solo por la falta de poder adquisitivo, sino también por la competencia a la que se enfrenta España a nivel internacional.

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