Aprobada definitivamente la tasa turística en la Comunidad Valenciana tras 7 años de debate
Los tres socios del Botànic votan a favor de la
ley que impulsa el nuevo impuesto a las pernoctaciones turísticas.
Aprobada definitivamente la tasa turística. Las
Corts ha dado luz verde a la norma que recoge la implantación de un impuesto a
las pernoctaciones turísticas en la Comunitat Valenciana. La ley que da vida a
este tributo ha salido adelante este jueves con el voto a favor de las tres
formaciones del Botànic y el rechazo de la derecha después de más de siete años
de debate en el seno de la izquierda. Que su puesta en marcha sea municipal y
voluntaria y que se apruebe con una moratoria de un año ha sido clave para
lograr el sí definitivo de los socialistas, los más reacios en el Botànic.
La primera vez que el Consell admitió la
posibilidad de crear una tasa a las pernoctaciones turísticas en la Comunitat
Valenciana era octubre de 2015. Se acababan de presentar los primeros
presupuestos del Botànic y en el tripartito se admitía abiertamente la
posibilidad de explorar un posible punto de acuerdo en el futuro para obtener
ingresos por esta vía y mejorar el modelo turístico valenciano con un tributo a
quienes pernoctaran en instalaciones turísticas valencianas, como informan fuentes del Levante-EMV.
La tasa turística entró así en la agenda política
valenciana. Pero el rechazo del sector, al que siempre se ha sumado el
secretario autonómico de Turismo, Francesc Colomer, que incluso llegó a
asegurar que dimitiría si se aprobaba, como ha ocurrido hoy, y el hecho de que
el propio presidente de la Generalitat, Ximo Puig, siempre vio inoportuno la
creación de este impuesto acabó por devolverla durante años al cajón del que
había salido. Podemos llegó a presentar en rueda de prensa cómo se aplicaría en
la Comunitat Valenciana la tasa turística y la horquilla de precios que se
pagarían. La formación morada fue la que en el primer Botànic más presionó a
favor de esta tasa.
Compromís se sumó también a esta iniciativa lo
que aumentó la presión sobre el socio mayoritario, pero los socialistas echaron
balones fuera durante años y la tasa nunca tuvo espacio. La pandemia y el
estado de alarma, que afectó especialmente al mundo turístico provocando un
desplome de ingresos y de visitantes, evidenció que no era el momento y en
aquellos años de covid la creación de este impuesto cayó en el olvido.
Pero con la recuperación económica y la vuelta a
los niveles de ocupación de la pandemia volvió también el debate. Los socios
presionaron y el PSPV aceptó sentarse a negociar. Puso dos líneas rojas: que la
tasa se aplicara únicamente por la vía municipal sin generar un nuevo impuesto
autonómico y que su puesta en marcha fuera voluntaria y los socios acabaron por
aceptar porque se aseguraban que al menos se aprobaría la ley, aunque fuera más
descafeinada de lo que pretendían. Así se llegó al acuerdo de finales de 2021
que puso las bases de la ley aprobada hoy.
La oposición insiste en que el impuesto daña las
posibilidades turísticas y genera rechazo aunque la norma nace con moratoria de
un año. La patronal hotelera ha pedido al PSPV que vote en contra de la ley
porque es un impuesto que agrava todavía más la presión fiscal y daña al
sector, pero finalmente, la nueva ley que da posibilidad a crear esta tasa, ha
salido adelante con el sí de los tres socios del Botànic.