“TIEMPOS GUARDADOS EN UN RINCÓN”

 

© FRANCISCO BLANCO | En un pueblo de Valencia, lugar donde yo nacÍ, lugar donde me crié y aquí fue donde yo crecí… hoy quisiera recordar un tiempo que no es muy lejano, el de mi juventud (cuantos años ya pasaron…)

Yo nací en Ademuz allá por los años cincuenta, pasé una infancia feliz, junto con mi familia: mi padre y mi madre y cuatro hermanos. La vida no era fácil para el jefe de la familia que para comer poco había y no faltaba trabajo para él y su mujer y el resto de la familia.

Recuerdo el primer día de escuela, con Don Pedro me tocó (un buen recuerdo para Don Pedro que fue un gran maestro y una buena persona, siempre lo recordaré), fui hasta los doce años y qué buenos recuerdos guardé de aquellos tiempos.

Cuando salíamos de escuela nos íbamos a jugar a la era de los Navarros con todos los chicos y chicas, teníamos muy pocos juegos entonces: la cuerda para saltar, eso era de las chicas, y los chicos jugábamos al escondite, a la trompa y poco más.

El tiempo pasa y nosotros crecíamos y al tiempo los chicos hacemos cosas que no teníamos que hacer… ir a robar cerezas (las más tempraneras), conocíamos todos los huertos donde maduraban. Muchas veces al anochecer, cuando los guardias de campo a sus casas volvían, así nadie nos veía, y cuanto miedo yo tenía (un buen recuerdo a los dos guardias de campo de Ademuz, dos muy buenas personas).

Luego conforme crecíamos, los juegos cambiaban, ya nos gustaban las chicas y cuando íbamos al baile… se les invitaba a bailar.

Recuerdo la fiesta de San Blas. cada pandilla de chicos y chicas nos marchamos al campo a comer, el chocolate y el rollo de San Blas, lo pasábamos muy bien entre los chicos y chicas jugando toda tarde.

La semana por las tardes salíamos a pasear y esperábamos el domingo para poder ir a bailar, al baile del señor Monjo, y allí poder invitar a la chica que te gusta y muchas veces calabaza te da.

Luego llega la Semana Santa, esta fiesta es especial, con el día de la Mona (la Mona la hacían las madres y que buenas que están, le ponían huevos duros, longaniza, costilla y pan por debajo y por arriba y cocido al horno).

Más tarde cuando crecimos los chicos y chicas hacíamos de comer y comíamos en el campo todos juntos, poníamos música con un tocadiscos y bailábamos toda la tarde… cómo nos lo pasábamos… la Pascua en el campo y entre amigos y amigas y que recuerdos que guardamos.

El tiempo nunca para y todos nosotros crecíamos, muchos salen con las chicas y se van enamorando, otros nada de nada pues teníamos timidez y, se sabe, eso no ayuda nada en el ligar.

Qué recuerdos tan buenos con la familia en casa, con cuanto amor todos ellos nos cuidaban, nuestros padres no han tenido estudios, y a veces no pueden ir al médico cuando estaban enfermos (no tenían dinero) y la buena educación que todos ellos nos dieron… el respeto y el amor para propios y ajenos, qué cambio hay hoy con la juventud (se tenían que educar antes a algunos padres antes para que ellos educaran a los hijos, pero es la vida de hoy, muchas veces damos pena).

Recuerdo las fiestas del pueblo, el baile en la plaza del ayuntamiento con las casetas para beber y la música con las orquestas que la comisión traía, solían ser tres días de fiesta, para marzo San José, para octubre la fiesta del pueblo y en noviembre la feria. En octubre se solían hacer toros en el rabal, se hacía la plaza con los maderos que prestaba la serrería Marín del molino, esta fiesta yo disfrutaba me gustaban más los toros que las chicas, qué tonto era, me gustaba mucho torear o simplemente salir al toro y pasarlo bien… cuando uno es joven no se ve el peligro… cuanto hice sufrir a mi madre.

Los jóvenes fuimos saliendo del pueblo para ir a la ciudad y con los pocos estudios que teníamos no nos salimos muy mal , creamos nuestras familias y a nuestros hijos supimos educar, nos ocupamos de nuestros padres cuando han tenido necesidad… yo personalmente soy feliz de poder esto contar y de ayudar a los míos cuando han tenido necesidad y que no te quede un remordimiento que nunca te deje en paz .

Creo que todos nos parecemos, los que somos de la misma edad ayudando a los hijos, a los nietos y a los padres y a todos los que tienen necesidad .

Un fuerte abrazo a toda nuestra generación, amigos, compañeros de escuela, de juegos, recordando tiempos pasados que los teníamos casi olvidados, tiempos de nuestra infancia y de nuestra juventud que fueron tiempos muy felices, estos tiempos del pasado que cada uno tiene guardado en un rincón de su cabeza y que nunca hemos olvidado, y qué felices somos en verano cuando podemos encontrar amigos de toda la vida que nunca puedes olvidar porque aunque pasaran mil años en tu corazón están.

Dedicado a toda la generación del 50, arriba o abajo.

FRANCISCO BLASCO, EL GORCO (Paco para los amigos, que somos todos..)

 

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