Las Hogueras de San Antón en Vallanca, incluidas en el Patrimonio Cultural de la Generalitat
Se trata de un reconocimiento a una celebración ancestral en el municipio del Rincón de Ademuz
La festividad de las Hogueras de San Antón, en Vallanca, han sido incluidas en el Patrimonio Cultural de la Generalitat Valenciana dentro del Inventario Sectorial de Bienes Inmateriales.
Una tradición
ancestral
El viernes más cercano al 17 de enero. a las 20 h en
cada barrio se encienden las hogueras donde los vecinos se reúnen para celebrar
la festividad del santo y así festejar todo el fin de semana.
En la antigüedad esta celebración se realizaba para
conmemorar el solsticio de invierno y honrar al sol. Con el fuego de las
hogueras se simbolizaba a la vida, la purificación y la renovación, además se
rendía homenaje a los animales que eran fundamentales en la vida diaria, ya que
servían de alimento, de forma de transporte y trabajo en las tareas del campo.
Con el establecimiento de la cultura y religión cristiana, esta cita, cuya
celebración litúrgica es el 17 de enero, se vinculó con San Antonio Abad,
patrón de los animales. Para rendir admiración a este santo, durante la
festividad todos los animales tenían un día de descanso, incluso los que se
utilizaban para el trabajo, y acudían a la entrada de la iglesia donde eran
bendecidos. Una tradición que se sigue haciendo en la actualidad, pero en la
que el ganado ha dado paso a las mascotas que se han convertido en los
protagonistas de las instantáneas de la jornada. Esta costumbre se ha adaptado
a los cambios de la sociedad, perdurando con el paso del tiempo, al igual que
las hogueras con las que se clausuraba la celebración y eran otra ofrenda al
santo y a los propios animales. En la actualidad, las connotaciones religiosas
y supersticiosas han disminuido y esta festividad se ha convertido en un acto
social que tiene lugar en la plaza y barrios, en el que grupos de todas las
edades encienden sus hogueras, preparan sus asados y charlan en torno al fuego,
disfrutando de este rito que se ha convertido en una auténtica fiesta que anima
la larga y fría noche de invierno. A las 20 h en cada barrio, tras el bandeo de
la campana, se realiza el encendido de hogueras, punto de reunión y encuentro
entre los vecinos de cada barrio.
En la hoguera del barrio donde vivía el carpintero
se realizaba un muñeco con ropa vieja y serrín
y los niños disfrutaban con su quema. Al día siguiente
continúan las celebraciones festivas con pasacalles y a las que se añade las
celebraciones religiosas de la celebración eucarística y la bendición de
animales. Lo organizan los vecinos del pueblo agrupados por los vecinos de cada
barrio. Los propios vecinos son los encargados de acondicionar la zona de la
hoguera, recoger leña y aportar la comida (carne para asar y patatas asadas) y
bebida (vino y limonada) necesaria para disfrutar junto a la hoguera.